Tierra Uno Sábado, 29 abril 2017

3 mitos del cóctel nuclear en Corea del Norte

Hay mucho de imaginario en la capacidad norcoreana como amenaza real. via @DmLeviathan

Hay mucho de alucinado en las encendidas amenazas de Corea del Norte. via @DmLeviathan

Es una tradición en cierto sector de la prensa augurar la Tercera Guerra Mundial en cada tensión internacional que involucre a los EEUU con algún otro poder nuclear, de manera directa o indirecta. Y las tensiones que se producen endémicamente con Corea del Norte, desde que posee armas nucleares, son una verdadera mina noticiosa de “Terceras Guerras”. Pero para alivio del mundo, y decepción de los más fanáticos, la posibilidad que ocurra un evento tan catastrófico es remota.

Crisis de choque frontal mucho más amenazadoras que una nueva guerra en Corea han sido superadas en los momentos más calientes de la Guerra Fría. En esos terribles episodios, la amenaza era la destrucción mutua asegurada por dos superpotencias. En el caso que las crisis repetidas en Corea del Norte desemboquen en una guerra, el resultado más probable es que por cualquier mínimo intento de uso de armas atómicas la dinastía de los Kim quede borrada del mapa, junto con una trágica tajada de la martirizada población norcoreana.

Todo mal. En serio. via El Trome

Lo única amenaza radioactiva real aquí cómo se presenta la información. via El Trome

MITO 1: Los gobernantes de Corea del Norte están locos.

No. La dinastía gobernante de los Kim es totalitaria, cruel, con un culto a la personalidad de dimensiones casi divinas, y son ciertamente una verdadera maldición para su población. Pero ni Kim-il-Sung, ni su hijo Kim Jong Il, ni su nieto actualmente en el poder Kim Jong-Un padecen de ninguna demencia suicida. Se han mantenido en el poder por más de medio siglo mientras otros dictadores han caído gracias a un manejo astuto de los hilos del poder. Y su única prioridad, sobre la que se entienden todas sus políticas internas y externas, es mantenerse al mando.

Para ello hasta ahora les ha funcionado aislar a su país, ganándole el apodo de “Reino Ermitaño”, así como el haber desarrollado un programa nuclear al que se destinaron tantos recursos que tuvo prioridad sobre una extensa y devastadora hambruna en la población. Esto nos lleva al siguiente mito.

¿Mandar en un país donde te adoran como un dios o convertirte en polvo radioactivo? Vaya dilema via lainformacion.com

¿Mandar en un país donde te adoran como un dios o convertirte en polvo radioactivo? Vaya dilema via lainformacion.com

MITO 2: Corea del Norte puede iniciar una guerra nuclear en la región.

Mientras son usadas como parte de una amenaza retórica, el uso real de armas nucleares por parte del régimen norcoreano significaría su fin. Y esto es inaceptable para una casta gobernante cuya finalidad es permanecer en el poder usando todos los medios. Las armas nucleares, dentro de las prioridades de los Kim, son un seguro de vida para su dictadura de pesadilla antes que un recurso ofensivo. Con ellas intentan prevenir el destino que les deparó a dictadores anti-norteamericanos que no las poseían, como Saddam Hussein en Irak, o Gadafi en Libia, quien unos años antes de su caída aceptó el cese de su programa nuclear.

Corea del Norte no gana en absoluto comenzando una guerra ofensiva de invasión hacia ninguna parte. Hacia el norte limita con China, su reticente aliado que la ve como una molestia necesaria que distrae la atención de los norteamericanos en la región. En sentido opuesto se encuentra Corea del Sur, país con el que a pesar que nunca firmó una paz definitiva, posee capacidades en ejército, población y economía muy superiores a Corea del Norte. La única posibilidad de hacerle daño a su exitosa gemela del Sur sería atacar sorpresivamente a Seúl mediante la vía convencional o nuclear. Esto acarrearía una respuesta inmediata de Corea del Sur, sus aliados, y hasta una intervención china en Corea del Norte. Es un escenario impensable para, de nuevo, una dinastía que pretende perpetuarse en el poder.

Si el escenario de un ataque a Corea del Sur ya es difícil para Pyongyang, el comenzar un conflicto bélico con Japón o los EEUU está fuera de cualquier estrategia que les suponga alguna ganancia, y solo pertenece a su alucinada propaganda.

Todo esto no significa que Corea del Norte carezca de la capacidad de hacer daño a fuerzas surcoreanas, japonesas o norteamericanas en la región, una capacidad cuyo costo en vidas humanas resulta también inaceptable para las fuerzas involucradas. Pero esto sucedería solo en caso que otras fuerzas atacaran a Corea del Norte. Lo que es remoto, pero no improbable. Aquí viene el tercer mito:

Hacia el norte China, hacia el sur, el gemelo exitoso capaz de vencerlo con una mano y aliado con los EEUU. ¿Invadir, a dónde? via mapsoftheworld.com

Hacia el norte China, hacia el sur, el gemelo exitoso capaz de vencerlo con una mano y aliado con los EEUU.  via mapsoftheworld.com

MITO 3: Si EEUU ataca a Corea del Norte, se activaría su alianza con China y comenzaría la Tercera Guerra.

En caso que la guerra de amenazas escale a un punto que uno de los dos bandos se vea obligado a tomar una acción ofensiva, ese bando necesariamente tendría que ser el norteamericano, en caso que su balance vea aceptable asumir los costos de una acción contra Corea del Norte. El Reino Ermitaño puede amenazar todo lo que cruce su inflamada imaginación, pero como vimos en los anteriores puntos, la posibilidad que ellos comiencen las hostilidades atenta contra su existencia. Lo que está en juego para Corea del Norte es la misma supervivencia tanto de su dinastía socialista y parte de su población. Para los EEUU lo que está en juego es también importante, pero no de la importancia capital para Corea del Norte: que un régimen hostil desarrolle la capacidad de alcanzar su territorio con armas atómicas. Esto es algo que intentarán evitar en lo posible.

Los EEUU iniciarían una acción contra Corea del Norte solo asegurándose la anuencia o al menos la inacción del cansado aliado de ésta: China. Si no lo hicieran, los EEUU subirían innecesariamente la apuesta de meterse con un régimen incapaz de hacerle daño en su territorio como Corea del Norte, a enfrentar al segundo poder mundial que, aún sin lanzar un arma nuclear o incluso disparar una bala, es capaz de hacerle un gran daño a la economía norteamericana. Esto también funciona en viceversa con China, que asumiría un costo económico y geopolítico gigantesco incluso sin que los EEUU jalen de ningún gatillo. En el caso de EEUU y China, un enfrentamiento supone la destrucción mutua asegurada en versión económica. Y esto no lo vale un poder errático, decadente y menor como Corea del Norte.

Por otro lado, un conflicto iniciado por los EEUU contra Corea del Norte supone riesgos reales para sus aliados en la región, sobre todo Japón y, más certeramente, Corea del Sur. Las presiones de ambas potencias económicas para que los eventos no desemboquen en un conflicto bélico no son públicas, para no erosionar la presión sobre Corea del Norte, pero es fácil adivinar que son enormes. Que Washington inicie un conflicto donde ponga en riesgo dos centros neurálgicos de la economía como Seúl o Tokyo es impensable, aún con Trump en el poder.

Más allá de sus discursos con pirotecnia, las cosas se quedarán en palabras. (Por favor, no más sorpresas) via South China Morning Post

Los alocados discursos de ambos son estrategias de negociación. La posibilidad de confllicto afortunadamente es muy escasa. (Por favor, no más sorpresas) via South China Morning Post

Las verdaderas, pero remotas, posibilidades de guerra

La única chance de una guerra sería un operativo con una fuerza abrumadora y contundente que noquee toda reacción de Pyongyang, para anular el costo de su venganza bélica y tener a China no solo aceptando la acción, sino preparándose para la ola de refugiados en sus fronteras . Por ahora las fuerzas movilizadas por los EEUU a la región, si bien son significativas y superiores a todo el armamento norcoreano, no poseen esa cualidad aplastante. Y recalquemos que la supuesta emergencia por tener presencia en el área disminuye cuando ni siquiera llegan al teatro de operaciones como poder amenazante.

Por ahora solo parece que EEUU quiere negociar “duro” con Corea del Norte, mientras ellos completan con retórica amenazante sus carencias de poder bélico real para enfrentar a la primera potencia. Aun así con Kim Jong-Un y Trump a ambos lados del tablero, la presencia de armas atómicas en la apuesta de una guerra disminuye la posibilidad que estalle. Pero también como son Kim y Trump en el mismo cóctel, las posibilidades suben de imposibles a remotas, pero existentes.

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos