internacionales , noticias , politica , Tierra Uno , violencia Lunes, 8 mayo 2017

Francia y Macron: lo que es malo para los extremos es bueno para el resto

En azul donde ganó Le Pen. Victoria total de Macron. via elconfidencial.com

En azul donde ganó Le Pen. Victoria total de Macron. via elconfidencial.com

En un páramo de malas noticias heredadas de 2016, supone un alivio escribir estas líneas en 2017 sobre la victoria del socialiberal Emmanuel Macron en Francia. Aunque las encuestas ya auguraban su victoria volcánica sobre Marine Le Pen, los antecedentes de medios de comunicación de uno y otro lado engañando (y/o autoengañándose) revivían el fantasma de las sorpresivas victorias de Trump y el Brexit en el mundo anglosajón. Afortunadamente este no es el caso.

Macron representa un equilibrio entre responsabilidad social y económica con un margen de acción mayor al que podía acceder el ideológicamente encorsetado gobierno de Hollande. A la vez, en su campaña ha tomado la bandera de la defensa de las minorías, el pensar en humanidad por encima de ciegos nacionalismos junto con la importancia de los esfuerzos contra el cambio climático. Su rápida carrera hacia la presidencia tomó fuerza desde una posición donde marcaba distancias del socialismo y el nacionalismo, a la vez de declarar obsoletas las diferencias entre la izquierda y la derecha, lo que no es una idea muy novedosa en el ámbito político, pero sí de importancia considerable en el país donde nació dicha dicotomía. Después de superar a los republicanos y los menguados socialistas, las versiones tradicionales de la mencionada dicotomía, quedó a la cabeza de la primera vuelta electoral seguido por las versiones no tradicionales y extrema de la derecha e izquierda: los euroescépticos Le Pen y Mélenchon.

Un respiro para la UE. via techcrunch.com

Un respiro para la UE. Imagen: techcrunch.com

Mientras que para el xenófobo “Frente Nacional” de Le Pen, Macron representaba una apertura “progre” y nefasta de Francia, para el populismo de la “Francia Insumisa” de Mélenchon, Macron es el villano de un “neoliberalismo” rampante y tan inaceptable que le daba lo mismo su victoria que la del filo-fascismo de Le Pen, llegando a un llamado de no ir por ninguna opción. Hacer esto en una segunda vuelta donde la extrema derecha asomaba amenazando con otra de sus inesperadas victorias, pinta de cuerpo entero la ceguera de esta “Francia Insumisa”.

Aunque la juventud de Macron (39) represente una lógica preocupación sobre su inexperiencia, y que su plan de gobierno no plantee ninguna creativa vuelta de timón en Francia más allá de algunos ajustes, en un contexto global donde los extremos ganan más calor de las masas desde el mundo musulmán hasta el de habla inglesa, su victoria constituye un respiro para las posiciones moderadas. Y los ataques que recibe desde las trincheras ultras, un galardón.

Respiremos todos. Via wtop.com

Respiremos todos. Imagen: wtop.com

Una victoria de Le Pen (soñada no tan en secreto por mucha de la extrema izquierda para “agudizar las contradicciones”) hubiera supuesto un aval para la xenofobia en el corazón de Europa y el avance de ésta metástasis en ambos lados del Atlántico que separa los dos grandes núcleos de Occidente: los Estados Unidos y la Unión Europea. Además para el proyecto paneuropeo, Le Pen era una verdadera estocada en el corazón. De producirse el prometido “Frexit” de Le Pen, la Unión Europea quedaría cortada por la mitad y expuesta a derrumbarse como una torre de “Jenga”, sostenida por el único pilar remanente de Alemania. Una disolución de la UE no solo implicaría una esperable crisis económica, sino la acelerada decadencia a largo plazo de los poderes europeos y una marca negativa sobre muchos de sus avanzados estados de bienestar.

Respiremos entonces, que no todas son malas noticias en el mundo. Y esperemos que Macron tenga un éxito al mando del muy empoderado cargo de Presidente de Francia, un cargo con tantas prerrogativas y responsabilidades en las espaldas que, en comparación con otras democracias, a veces es comparada con la de una monarquía elegida en las urnas. Un fracaso de Macron supondrá abrir de par en par las puertas del futuro a Mélenchones o, peor, Le Pens.

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos