discriminación , internacionales , libertades , noticias , politica , sociedad , Tierra Uno , violencia Viernes, 18 agosto 2017

El horror de la pureza: de Charlottesville a Barcelona

Make White House Only White Again? via twitter.com

Make White House Only White Again? Imagen vía: Twitter.com

La presente década se vuelve cada vez más oscura. Compararla con los siniestros años treinta del siglo pasado puede pecar de pesimismo coyuntural. Pero comenzar este breve post sobre las tragedias de Charlottesville y Barcelona con la necesidad de recordar lo que implica la ideología nazi es señal que el símil no es tan descabellado.

El nazismo busca el rechazo de la razón y la empatía, reemplazándolas por la búsqueda de la pureza racial, el odio a las etnias distintas y la exaltación de la fuerza bruta como método para someter al “otro”, que necesariamente es considerado inferior. Fue la causa principal de la más sangrienta guerra de toda la historia, el marco político que puso la ciencia al servicio del exterminio de millones de judíos y gitanos, y el espejo donde la humanidad contempló con mayor detalle su inherente lado monstruoso.

El nazismo no es comparable con ninguna otro sistema de pensamiento, ya que su objetivo implica más que la pérdida de las libertades humanas, de las utopías prometidas al final de la lucha de clases o del paraíso asegurado por los monoteísmos: es la elevación a la categoría de virtud comunitaria del odio, del desprecio, de la esclavitud y del exterminio de todas las etnias distintas a la propia.

Poster nazi. via pinterest

Poster nazi. via pinterest

En resumen la pureza racial que mueve al nazismo implica dominación pura, injusticia pura, y aniquilación pura. Ante este horror la tibieza es inexcusable y las simpatías, secretas o explícitas, señales de cuidado extremo.

EEUU 2017 via @ConsciousMccain

Cuidado extremo 2017 via @ConsciousMccain

La aparición abierta del nazismo en las recientes marchas de Charlottesville no es un hecho aislado sino un paso más en el intento de retorno de esta pesadilla ideológica. Movimientos similares han florecido en toda Europa, alimentados por el temor a los inmigrantes que han aumentado en años recientes por la desintegración de varios estados de Medio Oriente. Mientras que en Escandinavia y Alemania intentan asomar la cabeza, en países que viven crisis graves como Grecia ya constituyen una fuerza política con cierto peso.

Muerte en nombre de la pureza racial: Charlottesville

En los Estados Unidos las ideas nazis, que combatió con todas sus fuerzas en el siglo pasado, se unieron a corrientes ya existentes de un racismo endémico. Este racismo, junto a la Confederación de los hacendados esclavistas, fue derrotado militarmente en la Guerra de Secesión norteamericana a mediados del siglo XIX. Sin embargo los símbolos confederados, como estatuas de líderes militares y banderas, fueron permitidos en los estados del sur hasta hace poco. Y aunque nunca dejaron de serlo,  cada vez más abiertamente han sido apropiados como símbolos de la lucha por la pureza racial, segregación, esclavitud y eventual exterminio basado en el color de la piel.

La estatua del general confederado Robert E. Lee. Quizá un personaje de su época, pero convertido sin retorno en símbolo de orgullo racista. via Univision

La estatua del general confederado Robert E. Lee. Quizá un personaje de su época, pero convertido sin retorno en símbolo de orgullo racista. vía Univisión

Por esta razón se ha producido el retiro de muchas de estas estatuas en distintos puntos de los EEUU, y a la vez se ha considerado un ultraje por un sector muy movilizado y creciente de una miríada de grupos de extrema derecha en Internet, muchos declarados abiertamente nazis. Este fue el mismo sector que contribuyó a catapultar la candidatura de Trump, principalmente a través de una “memificación” que lo blindó ante los ataques racionales y ayudó a su cristalización como expresión de disconformidad ciega. Para sorpresa, fue ungido primero como candidato republicano y luego como Presidente de la mayor potencia militar del mundo. La victoria de Trump fue sentida como suya. Envalentonados, decidieron emerger a la luz pública aprovechando una circunstancia unificadora para estos distintos movimientos: el retiro de las estatuas confederadas.

Kek, la ya conocida mascota y a la vez cábala de la extrema derecha norteamericana. via sizzle.com

Kek, la ya conocida mascota y a la vez cábala de «haters» ultraderechistas norteamericanos. Vía: sizzle.com

Así pudimos contemplar recientemente en Charlottesville desde el rancio Ku Klux Klan hasta la alt-right y el “Culto de Kek”, mostrando el nazismo contemporáneo en un estado desnudo, sin disfraces retóricos y, en esencia, el mismo de 80 años atrás: antorchas, esvásticas, cánticos de “blood and soil” (sangre y tierra), llamados a la pureza racial, a la conformación de un “etno-estado” en base a la segregación y manifestaciones de desprecio hacia afroamericanos, judíos y sectores LGTB. Al encontrar resistencia en distintos grupos civiles que salieron a oponérseles comenzó una escalada de agresiones y disturbios que incluyó a un auto atropellando a los contramanifestantes, causando una muerte y muchos heridos.

La manifestación nazi y sus opositores fueron calificados por igual por el Presidente Trump como “despliegue de odio y la violencia de las diversas partes”, para luego en declaraciones posteriores compartir su desagrado por el retiro de los símbolos confederados, y agrupar a toda la diversidad de opositores a los nazis como “violentos de extrema izquierda”.

via abc.es

via abc.es

Muerte en nombre de la pureza religiosa: Barcelona y Cambrils

Solo días después, otro vehículo embistió contra personas inocentes en Barcelona, matando a 13 e hiriendo a un centenar, y solo horas después un intento similar sucedió en la vecina localidad de Cambrils. Según la información brindada por la policía, los conductores eran fundamentalistas islamistas de origen marroquí. El atentado fue reivindicado por otro grupo extremista no solo activo en las diversas guerras de Medio Oriente, sino con un fuerte proselitismo en Internet: Daesh, el Estado Islámico.

Las ideas del Daesh y de varios otros grupos integristas islámicos defienden una interpretación, a su juicio, lo más pura posible del Islam sunita. En esta búsqueda de pureza está no solo permitido sino alentado el desprecio, esclavitud y exterminio de quienes no compartan las mismas ideas, tanto musulmanes como no-musulmanes. Su estrategia en los países árabes ha sido, hasta recientes derrotas militares, tomar ciudades, someter bajo el terror a la mayoría de los sunitas que no comparten su visión religiosa, ejecutar a los chiítas, alauitas y otras ramas religiosas rivales de los sunitas.

El Coran, la bandera del Daesh y el fusil para imponer su versión "pura" del Islam via Revista El Medio

El Coran, la bandera del Daesh y el fusil para imponer su versión «pura» del Islam. Vía Revista El Medio

En Occidente han procurado reclutar miembros entre los musulmanes más jóvenes, no necesariamente los más pobres, sino los más cercanos a corrientes wahabistas, la rama ultraconservadora que busca la pureza del Islam, promovida principalmente por Arabia Saudí. Los musulmanes en países como Reino Unido, España, Suecia o Francia son vistos como “corrompibles” por el modo de vida occidental y la influencia de su cultura pop. Los atroces atentados en diversas ciudades europeas, ejecutados sin coordinación central y luego reclamados por Daesh al estilo de una franquicia, tienen un propósito adicional, proyectar el fantasma del poder de esta organización: aislar a la población musulmana europea ante los ojos locales y hacerla así más susceptible de encontrar refugio en las interpretaciones radicales.

Cada atentado causa que alguien más se sume a quienes consideren que “todos los musulmanes son un problema y deben irse de Occidente” bajo la misma lógica falaz que por los nazis “todos los blancos suponen un problema”. En la tragedia reciente en Barcelona y Cambrils se han escuchado y leído argumentos donde la única solución gira en buscar una “nación más pura y libre de inmigrantes”, como ha sucedido también tras atentados similares en París y Londres. Súmese a esto las quejas sobre que el mundo musulmán “no hace nada con sus extremistas” cegadas ante la sangría de la guerra contra éstos en desde Libia, Yemen, Siria, Iraq hasta Afganistán.

Desde flancos distintos en Europa las búsquedas de pureza racial y religiosa se retroalimentan y necesitan mutuamente. A más atentados islamistas, existirán más adhesiones a las corrientes cercanas a los supremacistas raciales de donde salen los nuevos nazis. A más nazis y parientes ideológicos exigiendo aislar o expulsar a los inmigrantes, más caldo de cultivo entre ellos para que alguno caiga en las garras del radicalismo y ejecute un nuevo atentado reclamable por el Daesh o la agrupación extremista que lo suceda tarde o temprano. Y a pesar que racistas nazis y yihadistas sean minorías en sus ámbitos respectivos, su interacción atrapa y reduce el espacio de maniobra del resto de sus sociedades.

"Ambos lados tienen la culpa" via @PresVillain

«Ambos lados tienen la culpa». Vía @PresVillain

A la par de esta espiral, en Estados Unidos, la impresión inicial es que el nazismo y la segregación racial podrán seguir asomando la cabeza bajo el ala protectora de un Presidente que ayudaron a llevar al poder. Son aún una minoría, pero también lo eran en la Alemania de 1933. Y mientras nos es hoy inconcebible su llegada al poder, hace poco más de un año la llegada a la Casa Blanca de su actual padrino era casi igual de inconcebible.

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos