noticias , Tierra Uno Jueves, 30 marzo 2017

Dictadura a fuego lento en Venezuela

Maduring. Imagen vía: 3.bp.blogspot.com

Casi 20 años de chavismo.
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Venezuela ya era una dictadura, salvo que esta vez se quitó la camisa y pasó a serlo a pecho descubierto. El resto del continente ha sido testigo cómo el cáncer del autoritarismo invadió órgano por órgano la democracia del país llanero, desde la época de Hugo Chávez hasta la actual de Nicolás Maduro, cáncer que hoy llegó al corazón. 
El Tribunal Supremo de Justicia controlado por la dictadura bolivariana, ha pasado a asumir las competencias de la Asamblea Nacional, (su Poder Legislativo), al declararlo en «desacato» y concretando un abierto golpe de Estado. Así el poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial quedan, contra la voluntad del pueblo, en una sola mano.

La ruptura del orden constitucional y del Estado de Derecho no deberían sorprendernos si hacemos caso a la aspiración de perpetuidad del «Socialismo del siglo XXI» que comenzó Chávez. Con o sin apoyo popular, ciertas «revoluciones» creen poseer la prerrogativa mesiánica de imponer su proyecto a los demás. Y cuando se promete una utopía, tarde o temprano cualquier atropello pasa a justificarse si salvaguarda la revolución, cualquier disensión se convierte en traición reaccionaria, y cualquier mecanismo de contrapeso al poder en un obstáculo a eliminar.

¿Qué le espera a Venezuela?

Imagen: chatnews24.com

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Aunque los poderes legislativos de la Asamblea Nacional han pasado de manera total al régimen, no es la primera vez que el chavismo tiene el control absoluto de estas prerrogativas. Ya en 2005 el boicot de la oposición a las elecciones parlamentarias resultó en una mayoría casi total del oficialismo, que aprovechó el control total para ampliar los poderes del Ejecutivo, poner seguros a su poder e iniciar los cambios estructurales que han resultado en la Venezuela de hoy. A diferencia de hace 12 años, el nuevo control de las facultades legislativas se hace sin ningún disfraz electoral, opuesto al deseo de las mayorías y con un régimen sumido en la impopularidad.

Sin lugar a duda, la anulación del Legislativo servirá para que la cúpula gobernante permanezca en el poder todo el tiempo posible. El desastre económico, la ineptitud en administrar la gigantesca riqueza venezolana, la pauperización de la sociedad, la corrupción sin precedentes de la clase gobernante, y la violencia rampante en las calles juegan en contra de cada segundo de permanencia chavista en el poder, por lo que han decidido cerrar la puerta, atrincherarse, bloquear con el mobiliario la entrada y mantener afuera la ola que los puede arrasar.

No es tampoco baja la posibilidad que el régimen de Maduro, y los posibles sucesores de su proyecto, se consolide en el poder. Posee un control estratégico de los mecanismos de control del Estado, sobre todo de las Fuerzas Armadas. Éstas pasaron por una purga tras el esperpéntico intento de golpe en 2003, y sus mandos restantes gozan de privilegios enormes, basados en el control de empresas estatizadas, prerrogativas en el comercio exterior y gollerías gigantescas en los cambios de divisas. De esta manera ante algún levantamiento importante, la lealtad de las FFAA probablemente siga con el régimen.
Imagen: cdn27.hiberus.com

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También es necesario recordar que el régimen chavista está a solo dos años de cumplir 2 décadas en el poder. Hay generaciones en Venezuela que solo han conocido el control político bolivariano desde que han nacido hasta alcanzar la mayoría de edad. El control absoluto de los poderes políticos, de las fuerzas armadas, y de la enorme riqueza natural de Venezuela pueden constituirse en una fórmula para prolongar indefinidamente el control autocrático bolivariano.

Es muy posible que se transforme en una siguiente Cuba, pero en su versión llena de petróleo y con una geografía pródiga en recursos para gastar. Si es así el régimen actual solo caerá ablandado, podrido y doblado por el peso de sus errores, dentro de un plazo indefinido.

Por el bien de los vecinos venezolanos esperemos un cambio pronto. Epílogos pacíficos como elecciones anticipadas a la luz de la fuerza de los acontecimientos o una implosión no violenta del régimen serían grandes noticias, aunque vista la ceguera, sed de poder y puño de hierro de los actuales amos de Caracas, parecen poco probables.

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos