noticias , politica , Tierra Uno , violencia Lunes, 3 octubre 2016

Colombia, tres preguntas clave entre la mesa y el monte

(imagen diario-octubre.com)

Imagen diario-octubre.com

La paz no se ha alcanzado ayer en Colombia y eso, por sobre todos sus matices, es una mala noticia. El plebiscito para aprobar el acuerdo negociado por 4 años entre el gobierno colombiano y las FARC en La Habana terminó con una victoria del NO. Este resultado fue inesperado según las encuestas, pero no tanto para quienes podían ver la disconformidad de un sector importante de colombianos con las condiciones del acuerdo, algo que tratamos en un post anterior.

El resultado abre de nuevo la disyuntiva sobre si este conflicto de medio siglo se resolverá en la mesa o en el monte, con la pluma o la espada. El resultado de ayer ha dejado más incertidumbres qué certezas, cuando el fin del conflicto parecía muy cerca.

1. ¿Por qué ganó el NO?

Entre las muchas razones, la principal es una dolorosa constelación de heridas aún abiertas en la sociedad colombiana por el conflicto con las FARC. Estas heridas fueron subestimadas por los más entusiastas con el acuerdo (en Colombia y fuera de ella), quienes aún no acaban de entender qué camión atropelló el SI cuando todo parecía apuntar que ganaría. Una gran parte de la población no olvida los actos de terror, los secuestros, la zozobra o la simbiosis entre las FARC y el cáncer del narcotráfico. Las concesiones otorgadas les parecieron un precio muy alto a más del 50% de colombianos.

Fueron con todas estas heridas y concesiones que el acuerdo de paz se sometió a consulta popular, algo que realmente no era obligatorio. Las razones por las que ambas partes dejaron el gran final a un plebiscito son múltiples: una posible búsqueda de calor democrático en las urnas por parte de las FARC amparándose en el acuerdo de paz, los deseos del presidente Santos de cambiar el declive de su popularidad, y el otorgar un alto grado de legitimidad a lo acordado entre otros factores. Esta apuesta obtuvo el efecto opuesto y fue aprovechada por un actor que supo canalizar el rechazo a las FARC y los puntos flacos de Santos: Álvaro Uribe, el aún popular expresidente y principal rival político de Santos.

En naranja las áreas donde gano el NO, mayormente urbanas, en verde el SI en las más afectadas (imagen elpais.com.co)

En naranja las áreas donde gano el NO, mayormente urbanas, en verde el SI en las más afectadas. Imagen: El País

La campaña por el NO encabezada por Uribe tuvo un éxito considerable en las zonas urbanas menos tocadas por el conflicto. En las más afectadas zonas rurales de la periferia colombiana ganó el SI. Atribuir esta diferencia a una falta de empatía en las urbes sería algo muy superficial. Pero debemos entender la urgencia de un acuerdo cuando los ciudadanos que han vivido más de cerca medio siglo de violencia estaban dispuestos a ceder en muchos puntos con tal de alcanzar la deseada paz.

2. ¿Qué pasará con Santos, las FARC y Uribe?

Don't stop believing (imagen presidencia.gov.co)

Don’t stop believing. Imagen presidencia.gov.co

El gobierno de Santos puso todo su capital político en la realización de un acuerdo, y el plebiscito del mismo ha resultado ser una ruleta donde mucho de este capital se ha perdido. Santos cometió un error importante al ligar la aprobación del mismo a la de su gestión, incluso dejando entender que se plantearía renunciar si no tenía éxito. Este flanco puede haber servido a las FARC para solidificar algunas importantes concesiones, al poner el Presidente tanto en juego de manera abierta. También sirvió para ligar emocionalmente el acuerdo con una cabeza política que no pasa su mejor momento. Después de los resultados Santos ha declarado que seguirá “buscando la paz hasta el último minuto de mi mandato porque ese es el camino para dejarle un mejor país a nuestros hijos”. Con 4 años de su presidencia dedicados al acuerdo y con solo 2 años por delante le queda poco tiempo y fuerza política para ello, pero no es una tarea imposible.

Timochenko y compañía viendo los resultados del plebiscito en La Habana (imagen telesurtv.net)

Timochenko y compañía viendo los resultados del plebiscito en La Habana. Imagen: telesurtv.net

 

Las FARC han declarado que también apostarán por evaluar los resultados para continuar el proceso de paz. Esto, al menos inicialmente, deja una puerta abierta desde su lado. Pero el costo político que ha representado para Santos también puede tener un símil entre los suyos para Timochenko y el resto de sus cabeza más mediáticas en las negociaciones. Hay que tomar en cuenta que en el dilema de “volver al monte”, y la amenaza real que esto puede constituir para la paz, pueden pesar mucho las expectativas de la mayoría de sus 6 mil integrantes de deponer por fin las armas. Han saboreado la posibilidad de un acuerdo donde se les contemplaba muchas ventajas económicas y diversos perdones y quizá no se resignen a que el plebiscito maque el fin de todo. Por otro lado el sector más cercano a las actividades del narcotráfico es muy posible que no esté interesado en lo mismo y también que, exista un acuerdo o no, encuentren la forma de adecuarse a la nueva realidad sin dejar una rentable fuente de ingresos.

Round one para Uribe (imagen semana.com)

Round one para Uribe. Imagen semana.com

Álvaro Uribe y su partido conservador el “Centro Democrático” han salido fortalecidos al identificar su fuerza política con un NO que terminó victorioso contra lo esperado. Como se ha mencionado, ha sabido destilar la indignación no atendida y silenciosa de una parte significativa de la población colombiana y reforzar su opción en importantes zonas urbanas. Esto refuerza las posibilidades de su partido de cara a las elecciones presidencial es en 2018 y los coloca como actores en una posible nueva negociación.

3. ¿Es posible un nuevo acuerdo de paz?

Dadas las recientes declaraciones de los principales actores políticos, la lucha por una solución pacífica parece todavía en pie. Inicialmente tanto el gobierno de Santos como las FARC habían declarado que de no aprobarse el plebiscito sería imposible una renegociación, pero esto puede entenderse como una forma de presión hacia el voto por el SI, como tal parece que lo fue. La coyuntura ha cambiado y las declaraciones también.

Santos ha extendido inmediatamente después de la victoria del NO, una invitación a los sectores “uribistas” a conversar sobre las perspectivas comunes para un futuro acuerdo, quienes también están por un entendimiento pero con condiciones distintas. Los representantes de las FARC en La Habana han dado declaraciones en el mismo sentido.

Después de 52 años de conflicto y un cuarto de millón de muertos, se nota que ni en el lado del oficialismo, la oposición o la guerrilla hay más ganas de seguir con la imparable rueda de la violencia y que la necesidad de un acuerdo de paz es superior a declaraciones previas o enemistades políticas. Sí se ha perdido una posibilidad de poner fin al conflicto de manera inmediata y visible. No se sabe qué términos y condiciones se tendrán que renegociar, y además sobre cómo serán las mecánicas de la negociación con las FARC y el uribismo sentados en frente a frente. Pero la urgencia de la paz parece que puede forzar a los distintos actores a encontrar una salida que encuentre un mayor consenso en la sociedad colombiana. Que esta paz se encuentre en una mesa y no en el monte.

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos